LA GRAN MADRE
Hecate es la Gran Madre o Vida del universo, la Magna Mater o Madre
de los Dioses y de todas las criaturas. Es la Esposa de la Mente y,
simultáneamente, Madre y Esposa de la Mente de la Mente, por esto se la
considera centrada entre ambas. En
medio de los Padres gira el centro de Hecate. Ella es la Madre de las almas, el Aliento de la vida. Se han
conservado tres versos, muy poco claros, en relación a esta «revitalización»,
«aceleración» o «animación» cósmica, (psychosis),
como la llama Proclo:
De repente, de los huecos debajo de las costillas de
su lado derecho estallaba y se derramaba a chorros la Fuente del Alma Original,
llenando de alma la Luz, el Fuego, el Éter, los Mundos. Si «los huecos debajo de las costillas» fuera la traducción
correcta -pues parece que los griegos no eran muy precisos, independientemente
de la licencia poética de la metáfora- Hecate, la Gran Madre, o Alma del Mundo,
estaría representada por la figura de una mujer. Como hemos señalado anteriormente,
Hecate no es su nombre original (nomen
barbarum), sino el mejor equivalente que los griegos
encontraron en su panteón humanizado, una sociedad bourgeoise comparada
con las majestuosas, imponentes y misteriosas Divinidades de Oriente.
De esta manera representaban a la psychosis cósmica;
así, de acuerdo al tratado hermético La
Virgendel Mundo, la mezcla de las almas individuales
poseía una naturaleza algo más sustancial y flexible, como era lógico esperar. En
este tratado se lee:
No se derritió cuando se le prendió fuego (porque estaba
hecho de Fuego), ni se congeló cuando una vez trataron de congelarlo (porque
estaba hecho de Aliento), sino que mantuvo la composición especial de su
mezcla, la cual era de un tipo particular, de una mixtura peculiar -cuya
composición, sabedlo, Dios llamó psychósis-
y fue a partir de este coágulo que Él
forjó una miríada de almas. Probablemente, el poeta que escribió los Oráculos
tuvo la intención de poner en boca de la Gran Madre las siguientes líneas: Debes saber que Yo, el Alma, moro detrás de los
pensamientos del Padre, haciendo vivir todas las cosas a través del Calor.
En el misterio de la regeneración, tan pronto como tiene
lugar la concepción a partir del Padre -es decir, la implantación de la Chispa
de Luz o germen del hombre espiritual-, el alma del hombre se vuelve sensible a
la pasión de la Gran Alma, de la Sola y Única Alma, y él mismo se siente pulsar
en la apasionada red de las vidas. Con respecto a esto podría preguntarse lo
siguiente: ¿Por qué la gran corriente de la vida provendría del lado derecho de
la Madre? Los fragmentos que poseemos no lo manifiestan, pero el original presumiblemente
contenía alguna descripción del Cuerpo de la Madre, ya que dice:
En el lado izquierdo de Hecate hay una Fuente de
Virtud, que permanece completamente dentro, que no emite su virginidad pura.
Por lo tanto, debemos comprender este simbolismo en un
contexto mucho más vital del que las expresiones figurativas naturalmente sugieren.
Y de ambos lados de la espalda de
la Diosa pende una Naturaleza ilimitada. Esto
sugiere que la Naturaleza es la Ropa o el Manto de la Diosa Madre. Los
intérpretes bizantinos confieren el poder de dar vida a cada miembro de la
Madre; cada miembro y cada órgano eran una fuente de vida. También eran así
considerados el cabello, las sienes, la parte superior de la cabeza y los
costados del cuerpo; y aún el vestido, el cinturón y los velos u otro atuendo
que pudiera llevar en la cabeza. Desconocemos si el texto original justifica
esta interpretación. Kroll la considera «fraus
aperta»19, pero
sería lícito pensar que la Madre de la Vida debe ser, naturalmente, Todo Vida.
Con relación a esta interpretación uno de los versos que aún se conservan dice:
Su cabello semeja una melena de luz de agudas cerdas.
Damascio, hablando de la corona de la Madre, sostiene que
posiblemente se simbolizaba como una corona en forma de muro o como la diadema
en forma de torre de Cybele (Rhea), en cuyo caso representaría las «Paredes de Fuego» de
la tradición estoica. El cinturón, en cambio, era simbolizado como una
serpiente de fuego. Rhea es otro de los nombres que los Oráculos otorgan a La
Gran Madre, como lo demuestran los siguientes tres versos:
Rhea es, en realidad, al mismo tiempo la Fuente y el
Torrente de los benditos Sabios; porque ella es quien primero recibe los
Poderes del Padre en sus incontables Senos, y derrama nacimiento [y muerte],
sobre todas las cosas que giran como una rueda. Los «Sabios» son las Inteligencias o Pensamientos Gnósticos
del Padre. Ella es la Madre de la Génesis, la Rueda o Esfera del Reconvertirse.
Según Proclo, los Oráculos la llaman «maravillosa e imponente diosa», en el
intento de definir uno de sus aspectos. Los versos anteriores pueden compararse
con otras referencias20 que se
citan más adelante.
TODAS LAS COSAS SON TRIPLES
La aseveraciónde Hipólito de que los Asirios, es decir, los
Caldeas, «fueron los primeros en considerar el alma triple y una a la vez»,
aparece en varias citas de los Oráculos. La
Mente del Padre proclamó [la Palabra] que todo debía ser dividido [o cortado]
en tres. Su voluntad consintió y al instante todas las cosas fueron así
divididas. La mente del Padre pensó «tres», y obró
«tres». Pensamiento y acción estuvieron de acuerdo e inmediatamente sucedió. La
siguiente sentencia que caracteriza al Pensador Primordial podría considerarse
como continuación del concepto anterior:
Él, quien gobierna todas las cosas con la Mente de lo
Eterno.
Esta Triplicidad fundamental de todas las cosas es
«inteligible», es decir, determinada por la Mente. La Mente es la Gran
Medidora, Divisora y Separadora. Filón de Alejandría escribe a propósito del
Logos, o Mente o Razón de Dios:
Así, Dios habiendo agudizado su Razón -Logos, Divisor de
todas las cosas- cortó la esencia indiferenciada y sin forma de todas las cosas
[en la ciencia del conocimiento: esencia o quintaesencia], a partir de ella
formó los cuatro elementos del cosmos y con ellos los animales y las plantas. También
sabemos por Damascio que, de acuerdo a los Oráculos, la «división ideal» (¿de
todas las cosas en tres?) era la «raíz (o fuente) de toda división» en el
universo perceptible.22 Esta ley
se resumiría de la siguiente manera: En
todo el cosmos brilla [o se manifiesta] una Tríada, cuyo origen es una Mónada.
Esta es la Tríada que «mide
y delimita todas las cosas»,23
desde lo más alto a lo más bajo. Todas las cosas están servidas en las simas (f) de la
Tríada. Este verso es muy oscuro, pero quizá
los siguientes puedan dar algo de luz a la metáfora: A partir de esta tríada el Padre mezcló todos los
espíritus. En el primer verso «simas» se traduce
generalmente como «senos», y «están servidas» como «están gobernadas»; pero
esta última expresión es un término técnico que Homero utiliza cuando se refiere
a la acción de servir el vino para la libación de la gran crátera (krater) a las
copas, y según Platón, esta combinación, o mezcla o armonización de almas
ocurre en la gran Crátera del Creador. De modo que estas simas representan
vórtices maternos en el espacio original. El tres es el número de la
determinación, y por lo tanto representa las condiciones esenciales de la forma
y de toda clasificación. Pero si bien, desde un punto de vista, el tres es
formativo, y por ende determinante y limitativo, desde otro, tiene la capacidad
de otorgar poder. Con relación a esto uno de los Oráculos señala:
Armar la mente y el alma con triple poder.
En el original, «triple» es un término poético que debiera
traducirse «trífido»; sin embargo, si se lo asocia a la nomenclatura
pitagórica, indicaría un ángulo triple -es decir, el ángulo sólido de un tetraedro
o de una pirámide regular de cuatro caras.
LOS ABISMOS MATERNOS
A los Senos o Simas (¿remolinos, vorágines, torbellinos,
eones, átomos?) también se les llama Abismos -un término técnico que aparece
con mucha frecuencia en todas las escuelas gnósticas de la época-. El Gran
Abismo (g) de todos los abismos era el del Padre, el Abismo Paterno. Así, podemos
leer en uno de los Oráculos: Vosotros,
quienes al entender, conocéis el Abismo Paterno que trasciende el cosmos.
Este Abismo Paterno es el misterio último; pero, desde otro
punto de vista, puede pensarse como el Orden Intelegible de todas las cosas.
Cuando el cosmos se considera como el orden sensible o manifestado, se lo llama
supercósmico o cosmos que trasciende; representa el Tipo Oculto, Encubierto y
Eterno de los universales o totalidades que se interpretan simultáneamente, no
divididas (desde el punto de vista sensible) aunque divididas (desde el
inteligible). En relación a esta profundidad «super-cósmica» o «transmundana»
el Oráculo dice: Es todas las cosas menos lo
inteligible [todo]. Es decir, en el Abismo las cosas no
están divididas en tiempo y espacio; no hay separación perceptible. Este no es
el estado específico o estado de las especies sino el de las totalidades o categorías.
No es ni el Padre ni la Madre sino ambos. Es el estado de «inmediatamente» o
«de una vez»; y quizá esto explique el extraño término « Una Vez Más allá» -es
decir, inmediatamente en el más allá (o lo inmediato en el estado del más
allá), más allá del cosmos dividido y perceptible-. Proclo y Damascio hablan de
él como de «la forma de la unicidad» y «lo indivisible»; y un verso del Oráculo
así lo describe: Aquello que no puede ser
cortado; lo que mantiene unidas todas las fuentes. Como tal se lo considera el aspecto materno de las cosas, y
así lo llaman: Fuente de [todas] las fuentes,
Vientre que mantiene unidas todas las cosas.
Los comentaristas neoplatónicos comparan esto con el auto-zoom de
Platón, «aquello que vive en sí mismo», la fuente de vida para todo, «aquello
que da vida a sí mismo» y, por ende, el Vientre de todas las criaturas
vivientes. De cualquier modo, los Oráculos lo consideran el Vientre de la Vida
o Madre Divina.Ella es la Energizadora [lit.,
Mujer que Trabaja] y Dadora del Fuego que otorga la Vida.«Ella llena el Seno Dador de Vida, o Vientre, de Hecate.»
Según sostiene Proclo basándose en un Oráculo, es el autoreflejo de la Madre
Sobrenatural en el universo sensible: Fluye
de nuevo y nuevamente [o una y otra vez] en los vientres de las cosas. Los «vientres de las cosas» son, literalmente, «lo que
mantiene unidas las cosas». Son reflejos de «Aquel que mantiene unidas todas
las fuentes» que se menciona más arriba. Esta expresión poética de los Abismos
Maternos y los infinitos reflejos en su propia naturaleza múltiple, fue
desarrollada por los comentaristas neoplatónicos en la forma de una jerarquía
-los Sinoques (h)- y lo que ella proclama se define como: La Fuerza Dadora de Vida del Fuego poseedor de
absoluto poder. Todos estos conceptos pertenecen al
aspecto materno de las cosas, pero nunca se los debe sepa rar del aspecto
paterno, como es posible constatar si se analiza la misteriosa naturaleza del
Eón.
EL EÓN
Desafortunadamente sólo poseemos cuatro versos sobre la
doctrina del Eón24 que
probablementeocupó una posición prevaleciente en el misticismo del Oráculo (por
supuesto, en una forma más simple y no como en la «super-desarro-llada
eonología» de la gnosis cristianizada). Uno de los nombres que se le dieron al
Eón fue «Luz engendrada del Padre», porque Él, según expresa Proclo, hace
brillar su luz unificadora en todo. Porque
sólo Él [el Eón], cogiendo en pleno la Flor de la Mente [el Hijo] que proviene
del Poder del Padre [la Madre] , posee [ambos] el poder de entender la Mente del
Padre, y de otorgar esa Mente a todas las fuentes ya todos los principios,
-ambos, el poder de comprender[remolino] y de esperar la hora propicia
oscilando en Su incansable pivote.
Proclo describe la naturaleza de este Principio Eónico (o
Misterio Átmico) de acuerdo a las creencias de los teúrgos. Pero no podemos
asegurar que esta descripción se base o no en el poema que nos interesa. Por lo
tanto, transcribimos lo que dice Proclo sólo a modo ilustrativo: Los teúrgos
sostienen que Él [Duración, Tiempo sin límites, el Eón] es Dios y cantan Su
divinidad a ambos, el más viejo (que lo viejo) y el más joven (que lo joven),
como un eterno girar alrededor de sí mismo [el Huevo] y del eón; ambos
concebidos como la suma total de todas las cosas numerables que se mueven
dentro del cosmos de Su Mente, y aún por sobre las cosas y más allá de todas
ellas, infinitas por Su Poder, y [nuevamente, cuando] mostrándose como
envueltas en una espiral [la Serpiente] .
El «eterno girar» representa el principio del movimiento
perpetuo. En el aspecto espiral de las cosas existe una procesión hacia lo
infinito; mientras que en el aspecto esfera el comienzo y el fin coexisten en
el mismo momento. Junto a este pasaje deben considerarse otros dos, citados por
Taylor, que no tiene referencias: Dios [energizador] en el cosmos, eónico, ilimitado, joven y
viejo, enroscado a modo de espiral. Pues, de acuerdo a los Oráculos, la
Eternidad [el Eón] es Causa de Vida que nunca decrece, de Poder incansable y de
Energía inagotable.
LA PRONUNCIACIÓN DEL FUEGO
En Relación a la idea del Fuego Intelectual de la Mente como
el Perfecto Inteligible, Padre y Madre en uno (que crearon la materia y la
impregnaron de vida), y considerando el concepto de lo sensible como el Descenso en la Materia, es posible citar los siguientes versos : Entonces la Génesis de la Materia surge en una
agitación multicolor. y la cascada de fuego que fluye oscurece la [hermosa]
Flor de Fuego mientras se dirige a los vientres de los mundos. Pues a partir de
entonces todas las cosas comenzaron a emitir hacia abajo sus rayos admirables. Por lo tanto, el origen y génesis de la materia deben
buscarse en el mismo Inteligible, mientras que la doctrina de Pitágoras y
Platón sostenía que el origen de la materia debía encontrarse en la Mónada. En
este contexto la Flor del Fuego representa la quintaesencia.
EL LIMITE SEPARADOR
De la misma parte del poema referimos lo siguiente: Pues de Él surgieron ambos, los Truenos inexorables y
los Senos que reciben los destellos de Fuego del intenso Resplandor de Hecate,
engendrada del Padre, y ambos rodean la Flor del Fuego y el poderoso Aliento
más allá de los polos. Aquellos que han
estudiado atentamente el Ritual
Mitraico (vol. VI) se sentirán en una atmósfera familiar
cuando lean estas líneas. Los «Truenos» representan las Manifestaciones
Creativas del Padre, mientras que los «Senos» de Hecate son los vórtices
receptivos del aspecto materno de las cosas. Aún así, los tres, Padre, Madre e
Hijo constituyen la Mónada. Ella es engendrada por el Padre, y Él, el Hijo,
engendrado por la Madre -así la Mónada se perpetúa dando a luz a sí misma-. El
Hijo es quien «cerca», limita o separa el Horos gnóstico o
Límite, el aspecto formal de las cosas, quien divide el Arriba y el Abajo, y
determina todos los opuestos. Es la cruz, el límite subyacente del universo,
como ya se ha visto en La
crucifixión gnóstica.26 Sin embargo, los críticos,
con su manía de precisión intelectual, lo convirtieron en un término técnico,
otorgándole un nombre especial; pero, en general, en los Oráculos Hypezokós se usa en
el sentido más simple de «separador».
Proclo, basándose aparentemente en el siguiente verso,
caracteriza este Hypezokós como el prototipo de la división, la separación de las cosas
que provienen de la materia:Como un
diafragma [Hypezokós], una membrana de conocimiento, Él divide. La naturaleza de esta separación es el conocimiento o Fuego
gnóstico. Los Epicúreos llamaban a esta separación entre lo visible e
invisible, las Paredes Llameantes del Universo, y pueden compararse con el
Ángel de la espada llameante que cuida las puertas del Paraíso. Lo mismo ocurre
con el epíteto «inexorable» (ameíliktoi)
aplicado a los Truenos; los
comentaristas han re elaborado el concepto transformándolo en una jerarquía de
Inexorables o Implacables.
El mismo ejemplo se encuentra
en la bellísima metáfora de los tratados Gnósticos Coptos de los códigos de
Askew y Bruce. El uso más simple de esta imagen se puede observar en los dos
versos que siguen a continuación: La
Mente del Padre, vehiculizada en raros Diseños de líneas rectas, destella
inflexiblemente en surcos de Fuego implacable. En este caso parece referirse en particular a los Rayos de
la Inteligencia Divina vehiculizados por el Fuego creativo que representan la
Siembra Divina de la sustancia primordial, al tiempo que las líneas rectas
constituyen una característica propia de la Mente. Es el Soberano del Mar que
realiza el primer surcado, por así decirlo, del Mar de la Materia, imprimiendo
sobre la superficie una red de líneas de Luz que responden a un diseño
universal (como se vería el protoplasma en un microscopio potente). Es el
primer Descendiente del Padre, y el primer Ascendiente del Hijo; sugiere la
idea de conducir y controlar. El epíteto 'raro' o 'atenuado' sugiere el concepto
de tirar los hilos más finos. Las Líneas en la Superficie representan esos
hilos o líneas que, brillantes y semejantes a surcos de
Fuego, gobiernan y organizan el Mar de la Materia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario