martes, 4 de octubre de 2016

Los Caldeos Parte II


LA DIVINA TRIADA

Ningún Fragmento nos dice cómo la Divina Simpleza determina su autorrevelación. Pero, a pesar del escepticismo de Kroll, pienso que los comentaristas neoplatónicos no estaban errados cuando la buscaban en el misterio de la tríada o trinidad.

La doctrina de los Oráculos, entendida como la Autodeterminación de la Suprema Mónada, podría recuperarse del pasaje del libro de Simón La Gran Anunciación. Pienso que hoy queda ampliamente demostrado que esta sorprendente explicación de la Gnosis fue elaborada como filosofía sobre antecedentes de la magia caldea y en una época cuando menos contemporánea con los mismísimos orígenes del Cristianismo.

El pasaje es tan importante que merece ser citado nuevamente; pero como es de fácil acceso, quizá sea suficiente con mencionar la referenciapara que el lector interesado lo consulte. Siglos antes de Proclo los griegos reconocían que este dogma tripartito o triádico era de origen preeminentemente asirio, es decir, sirio o caldeo, mientras que Hipólito, al comentar el documento de los Naasenos, en el cual las referencias a los ritos iniciáticos son precristianos, escribe:
Y ante todo, al considerar la triple división del Hombre [la Mónada o Logos], ellos [los Nassenos] volaron a pedir ayuda a las Iniciaciones de los Asirios; pues los Asirios fueron los primeros en considerar el Alma triple y una a la vez.

En el mismo documento el antiguo comentarista judío, quien era con toda probabilidad contemporáneo de Filón en los primeros años de la Era cristiana, proporciona las primeras palabras de un himno misterioso que proclama: «Desde Ti es el Padre y A Través de Ti la Madre»; y debiera agregarse: «Hacia Ti es el Hijo». Esto representa los principios de los tres Grandes Nombres en el Camino del Retorno; pero en el Camino del Descenso, es decir, en la cosmogénesis o formación del mundo, los principios cambian. Curiosamente, uno de los Oráculos dice:
Porque el Poder está Con Él, pero la Mente Procede de Él.El Poder representa siempre el aspecto Materno [la Multiplicidad], la esposa de la Deidad (la Mente, la Única), y el Hijo es el Resultado, el que Procede de él -la Mente manifestada-. De aquí que leemos que el Padre, o Mente Verdadera, se vuelve no manifestado, retirado u oculto después de haber dado el Primer Impulso a Sí Mismo.

El Padre se retiró aunque sin acallar Su propio Fuego característico dentro de Su Poder Gnóstico. «Su propio Fuego característico» significaría aquello que caracteriza al Único Misterio como Padre, o creador. Él se retiró al Silencio y la Oscuridad, pero dejó Su Fuego, o Mente Ardiente, para que hiciera funcionar toda la creación. ¿Podría esto llevar algo de luz sobre el significado del oscuro y misterioso himno al final del libro gnóstico cristiano El segundo libro de Ieou.

Yo te alabo; pues Te has retirado en Ti Mismo y en la Verdad, hasta que hayas liberado el espacio de esta Pequeña Idea [¿el cosmos manifestado?]; a pesar de todo no Te has apartado de ti mismo.

EL NUTRITIVO SILENCIO DE DIOS

Entre los pitagóricos y los gnósticos herméticos, el Silencio también significaba la condición de la Sabiduría. Aunque no se conserva ningún verso del
Oráculo que lo explique, hay algunas frases citadas por Proclo10 que hablan del Silencio Paterno. Es la Calma Divina, El Silencio Sustentador y Protector de lo Divino; es la insuperable unidad del Padre, aquello que las palabras no pueden explicar; la mente debe estar en silencio para conocerlo, es decir, estar «de acuerdo».
Seguramente, Proclo pensaba en estos Oráculos cuando escribió:
Pues tal es la Mente en ese estado, enérgica antes que energética, [en el mundo sensible] que de ninguna manera había emanado, sino que se había quedado en los Abismos del Padre [es decir en sus propios Abismos], y en el Altar Sagrado sostenida por los Brazos del Silencio, Sustentador y Protector de lo Divino.

El Silencio sólo se conoce a través de la mente. Mientras las cosas son objetivas, mientras nos pueden enseñar o hablar acerca de las cosas, éstas no pueden ser reales. El Gran Silencio, en el aspecto mental de las cosas, corresponde al Gran Mar en el aspecto material de las mismas, siendo este último activo y el primero inactivo. Ahora bien, la única manera de alcanzar la sabiduría, distinta del conocimiento, es recrearse o regenerarse a sí mismo. El hombre conoce a Dios únicamente cuando obtiene este Silencio, en el cual sólo se escuchan las palabras
creativas del verdadero Poder. Entonces ya no concibe ideas formales en su mente, sino que manifiesta ideas vivas en todos sus actos -pensamientos, palabras y hechos. Proclo equipara la Paternidad con la Esencia (ousía) o con la Subsistencia (hyparxis); la Maternidad con la Vida (zoe) o el Poder (dynamis); y la Filiación con el Funcionamiento o la Realidad (enérgeia). Estos términos filosóficos no son, por supuesto, los usados en el Oráculo, el cual prefiere expresiones más gráficas, simbólicas y poéticas.

EL FUEGO SANTO

De este modo, la Mente es, en potencia, el Fuego Oculto de Simón el Mago (quien, indudablemente, conocía Los Libros de los Caldeos), y el Fuego Manifestado es la Mente en funcionamiento o Mente Formativa. Como dice La Gran Anunciación de la tradición simoniana:
Los aspectos ocultos del Fuego están escondidos en lo manifiesto, y lo manifiesto se produce en lo oculto...

El aspecto manifestado del Fuego tiene en sí todas las cosas que un hombre puede percibir de las cosas visibles, o que inconscientemente no percibe; mientras que el aspecto oculto es todo aquello que se puede concebir como inteligible, o sea lo que un hombre no llega a concebir. Como sostiene Proclo, tanto para los Oráculos Caldeos como para Simón y Heráclito, quienes lo llamaron Fuego Eterno, al mayor símbolo del Poder de la Deidad se lo llamó Fuego Santo. y según el punto de vista con que se lo observaba, este Fuego era a la vez inteligible e inmaterial o sensible y material.
LA MENTE DE LA MENTE

La ardiente Energía autocreativa del Padre se considera inteligible, es decir, determinada sólo por las potencias vitales de la mente. Todo está en potencia u oculto a los sentidos, es el verdadero «mundo oculto».
El universo sensible o manifestado se origina de la demiúrgica y formativa Energía de la Mente, a la cual ahora, como arquitecta de la materia, se la llama Mente de la Mente, o Mente Hija de la Mente, al igual que Hombre Hijo del Hombre en la gnosis caldea cristianizada.

Esto se explica en las siguientes líneas:
Porque Él [el Padre] no encierra en la materia Su Fuego trascendental -el Fuego Original, Su Poder- valiéndose de obras sino de la energía de la Mente. Pues es la Mente de la Mente el Arquitecto de este [el manifestado] mundo apasionado.
«Obras» significaría actividades, objetos, criaturas, separación. Este Padre, quien está total y completamente más allá del Mar de la Materia, no acalla Su Poder en la materia encerrándolo en cuerpos, obras, u objetos separados, sino que les da energía por medio de una cierta penetración misteriosa, abstracta e infinita -es decir, yace como si fuera los cimientos en forma de raíces, los fundamentos por así decirlo, el nexo con el primer Límite-. Esto, a su vez, implica que la Materia asuma los primeros atisbos de la Masa. En el momento en que el Padre, o Mente de todas las mentes, ha construido esta estructura o marco de trabajo para el Fuego, ha nacido la Mente de la Mente; y ésta es la Ardiente Mente Cósmica, la cual, a través del contacto con la materia, en su primera naturaleza esencial, genera los comienzos del Cuerpo del Mundo y de todos los cuerpos. Ésta es la labor de la Mente de la Mente.

Así, también encontramos al Supremo citado por Hermes en el tratado La Virgen del Mundo:
Alma de Mi Alma, y Mente Santa de Mi propia Mente. En otro fragmento hermético se lee:
Había sólo Una Luz Gnóstica (más bien una Luz que trascendía la Luz Gnóstica). Él es para siempre Mente de la Mente, quien hace brillar esa LUZ.
Como se lee en los Oráculos:
El Padre superó a todo en perfección, y lo entregó a Su segunda Mente, a quien nosotros, todos los pueblos de la humanidad cantan como si fuera la primera.
El Fuego Inteligible tiene la esencia de todas las cosas en sus «chispas» o «átomos». «Superó a todo en Perfección» parece significar que el Padre de Sí Mismo es el Complemento o Realización de cada cosa separada. De acuerdo a un cierto sentido místico, en el universo nunca hay más de dos cosas, es decir, una cosa en la cual uno elige pensar, y su complemento, el resto del Todo; y ese complemento de toda imperfección es Dios.

El argumento de los gnósticos se basaba en que los pueblos adoraban el Poder Demiúrgico o Creativo de la Deidad como su misterio más trascendente. y afirmaban que esto era realmente una modalidad secundaria del Poder Divino comparada con el misterio de la inefable Autodeterminación del Supremo. Seguramente existía un volumen escrito sobre este tema, con innumerables citas de gnósticos judíos y cristianos, de Filón y los escritores herméticos y de antiguos platónicos orientalistas como Numeno. El Padre como Mente Absoluta o Paramâtman perfecciona todas las cosas; pero, cuando distinguimos entre Espíritu y Materia, cuando observamos el misterio desde nuestro estado de dualidad e imaginamos a la materia por encima y diferente del espíritu, entonces la administración de la Materia le viene conferida a la Mente, que actúa en el tiempo y el espacio. A esto se le llamó Mente de la Mente, Mente Hija de la Mente u Hombre Hijo del Hombre.

LA MONADA y LA DIADA

Esta Mente de la Mente se concibe como dual, es decir, que contiene en sí la idea de la Díada, en contraste con la Mente Paterna que es la Mónada (siendo ambos términos derivados de la athesis o gnosis pitagórica). Esta dualidad consiste en que Él posee poder sobre ambos universos, el inteligible y el sensible.
Los Oráculos explican esto de la siguiente manera:

La Díada reside con Él [el Padre]; pues Él tiene ambos, [ambos poderes] de dominar las cosas inteligibles [o ideales, y también de inducir la capacidad de sentir las emociones del mundo [formal]. Sin embargo, no hay dos Dioses, sino uno; no hay dos Mentes, sino una; no hay dos Fuegos, sino uno; porque:
Todas las cosas tienen como Padre al Fuego Único. De este modo, al Padre se lo llama la Mónada Paterna. Él es la Mónada que todo lo abarca [lit. enorme] extensión y quien engendra las Dos.

EL CUERPO UNICO DE TODAS LAS COSAS

En conexión con este último verso es posible citar otros dos de muy oscuro significado: De estos dos [la Mónada y la Díada] fluye el Cuerpo de los Tres, el primero aunque no el primero, pues no es por esto que se miden las cosas inteligibles.

Esto parece significar que para el universo sensible, el Cuerpo de la Tríada -es decir, la Sustancia Materna- viene primero, por ser aquello que contiene todas las cosas perceptibles; sin embargo, no es la medida de las cosas inteligibles o ideales. Es primero como Cuerpo, como el Primer Cuerpo o Cuerpo Primitivo, pero la Mente es anterior.

UNA VEZ MÁS ALLÁ Y DOS VECES MÁS ALLÁ

Los Oráculos también llamaban a las Tres Personas de la Tríada Sobrenatural, Una Vez Más Allá, Dos Veces Más Allá, y Hecate. Los comentaristas interpretan estos nombres o bien como  simples sinónimos de los tres Grandes Nombres, o, de alguna manera, como el autorreflejo de la Tríada Primitiva o la Tríada Primitiva reflejada en sí misma, es decir, en el Cuerpo Único de todas lascosas. Es difícil decir cuál es el significado preciso de los misteriosos nombres Una Vez Más Allá y Dos veces Más Allá. Si los consideramos como designaciones de la Tríada autorreflejda, podría ser que Una Vez Más Allá se llamara así pues venía considerado como Más allá, no en el sentido de trascendente, sino como más allá del umbral, por así decirlo, del estado puramente espiritual, o, en otras palabras, irradiando en manifestaciones. Lo mismo es válido para Dos Veces Más Allá.

Existe un paralelismo con la primera y segunda Mente de la Unidad Original. Por otro lado, Hecate fue el mejor equivalente que los místicos griegos encontraron en el panteón helénico para designar a la Madre Original o Gran Madre de la mistagogía oriental. Es decir, que esta Trinidad reflejada se consideraría como el Tres-en-uno de la segunda Mente.En general, los comentaristas neoplatónicos han equiparado estos términos con los nombres griegos Kronos, Zeus y Rhea. Del mismo modo, un crítico anónimo, anterior a Proclo, sostiene que el Una Vez Más Allá es la Mente Paterna de todo el intelecto cósmico. Hecate es el inefable Poder de esta Mente y llena todas las cosas con luz intelectual, aparentemente sin entrar en ellas; mientras Dos Veces Más Allá se brinda él mismo a los mundos sembrando en ellos esplendores, según lo expresan los Oráculos17. Todo esto representa un refinamiento de sutileza intelectual que no debe detenernos, es completamente ajeno al misticismo mucho más simple de los Oráculos.

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