LA DIVINA TRIADA
Ningún Fragmento nos dice cómo la Divina Simpleza determina
su autorrevelación. Pero, a pesar del escepticismo de Kroll, pienso que los
comentaristas neoplatónicos no estaban errados cuando la buscaban en el
misterio de la tríada o trinidad.
La doctrina de los Oráculos, entendida como la
Autodeterminación de la Suprema Mónada, podría recuperarse del pasaje del libro
de Simón La Gran Anunciación. Pienso que hoy queda ampliamente demostrado que esta
sorprendente explicación de la Gnosis fue elaborada como filosofía sobre antecedentes
de la magia caldea y en una época cuando menos contemporánea con los mismísimos
orígenes del Cristianismo.
El pasaje es tan importante que merece ser citado nuevamente;
pero como es de fácil acceso, quizá sea suficiente con mencionar la
referenciapara que el lector interesado lo consulte. Siglos antes de Proclo los
griegos reconocían que este dogma tripartito o triádico era de origen preeminentemente
asirio, es decir, sirio o caldeo, mientras que Hipólito, al comentar el
documento de los Naasenos, en el cual las referencias a los ritos iniciáticos
son precristianos, escribe:
Y ante todo, al considerar la triple división del Hombre [la
Mónada o Logos], ellos [los Nassenos] volaron a pedir ayuda a las Iniciaciones
de los Asirios; pues los Asirios fueron los primeros en considerar el Alma
triple y una a la vez.
En el mismo documento el antiguo comentarista judío, quien
era con toda probabilidad contemporáneo de Filón en los primeros años de la Era
cristiana, proporciona las primeras palabras de un himno misterioso que
proclama: «Desde Ti es el Padre y A Través de Ti la Madre»;
y debiera agregarse: «Hacia Ti es el Hijo». Esto representa
los principios de los tres Grandes Nombres en el Camino del Retorno; pero en el
Camino del Descenso, es decir, en la cosmogénesis o formación del mundo, los
principios cambian. Curiosamente, uno de los Oráculos dice:
Porque el Poder está Con Él, pero la Mente Procede de
Él.El Poder representa siempre el aspecto
Materno [la Multiplicidad], la esposa de la Deidad (la Mente, la Única), y el
Hijo es el Resultado, el que Procede de él -la Mente manifestada-. De aquí que
leemos que el Padre, o Mente Verdadera, se vuelve no manifestado, retirado u
oculto después de haber dado el Primer Impulso a Sí Mismo.
El Padre se retiró aunque sin acallar Su propio Fuego
característico dentro de Su Poder Gnóstico. «Su
propio Fuego característico» significaría aquello que caracteriza al Único
Misterio como Padre, o creador. Él se retiró al Silencio y la Oscuridad, pero
dejó Su Fuego, o Mente Ardiente, para que hiciera funcionar toda la creación.
¿Podría esto llevar algo de luz sobre el significado del oscuro y misterioso
himno al final del libro gnóstico cristiano El
segundo libro de Ieou.
Yo te alabo; pues Te has retirado en Ti Mismo y en la
Verdad, hasta que hayas liberado el espacio de esta Pequeña Idea [¿el cosmos
manifestado?]; a pesar de todo no Te has apartado de ti mismo.
EL NUTRITIVO SILENCIO DE DIOS
Entre los pitagóricos y los gnósticos herméticos, el Silencio
también significaba la condición de la Sabiduría. Aunque no se conserva ningún
verso del
Oráculo que lo explique, hay algunas frases citadas por
Proclo10 que
hablan del Silencio Paterno. Es la Calma
Divina, El Silencio Sustentador y Protector de lo Divino; es la insuperable unidad del Padre, aquello que las palabras
no pueden explicar; la mente debe estar en silencio para conocerlo, es decir,
estar «de acuerdo».
Seguramente, Proclo pensaba en estos Oráculos cuando
escribió:
Pues tal es la Mente en ese estado, enérgica antes que
energética, [en el mundo sensible] que de ninguna manera había emanado, sino
que se había quedado en los Abismos del Padre [es decir en sus propios
Abismos], y en el Altar Sagrado sostenida por los Brazos del Silencio, Sustentador y Protector de lo Divino.
El Silencio sólo se conoce a través de la mente. Mientras
las cosas son objetivas, mientras nos pueden enseñar o hablar acerca de las
cosas, éstas no pueden ser reales. El Gran Silencio, en el aspecto mental de
las cosas, corresponde al Gran Mar en el aspecto material de las mismas, siendo
este último activo y el primero inactivo. Ahora bien, la única manera de alcanzar
la sabiduría, distinta del conocimiento, es recrearse o regenerarse a sí mismo.
El hombre conoce a Dios únicamente cuando obtiene este Silencio, en el cual
sólo se escuchan las palabras
creativas del verdadero Poder. Entonces ya no concibe ideas
formales en su mente, sino que manifiesta ideas vivas en todos sus actos
-pensamientos, palabras y hechos. Proclo equipara la Paternidad con la Esencia (ousía) o con la
Subsistencia (hyparxis); la Maternidad con la Vida (zoe)
o el Poder (dynamis); y la
Filiación con el Funcionamiento o la Realidad (enérgeia).
Estos términos filosóficos no son, por
supuesto, los usados en el Oráculo, el cual prefiere expresiones más gráficas,
simbólicas y poéticas.
EL FUEGO SANTO
De este modo, la Mente es, en potencia, el Fuego Oculto de
Simón el Mago (quien, indudablemente, conocía Los
Libros de los Caldeos), y el Fuego
Manifestado es la Mente en funcionamiento o Mente Formativa. Como dice La Gran Anunciación de la tradición simoniana:
Los aspectos ocultos del Fuego están escondidos en lo
manifiesto, y lo manifiesto se produce en lo oculto...
El aspecto manifestado del Fuego tiene en sí todas las cosas
que un hombre puede percibir de las cosas visibles, o que inconscientemente no
percibe; mientras que el aspecto oculto es todo aquello que se puede concebir
como inteligible, o sea lo que un hombre no llega a concebir. Como sostiene
Proclo, tanto para los Oráculos Caldeos como para Simón y Heráclito, quienes lo
llamaron Fuego Eterno, al mayor símbolo del Poder de la Deidad se lo llamó
Fuego Santo. y según el punto de vista con que se lo observaba, este Fuego era
a la vez inteligible e inmaterial o sensible y material.
LA MENTE DE LA MENTE
La ardiente Energía autocreativa del Padre se considera
inteligible, es decir, determinada sólo por las potencias vitales de la mente.
Todo está en potencia u oculto a los sentidos, es el verdadero «mundo oculto».
El universo sensible o manifestado se origina de la
demiúrgica y formativa Energía de la Mente, a la cual ahora, como arquitecta de
la materia, se la llama Mente de la Mente, o Mente Hija de la Mente, al igual
que Hombre Hijo del Hombre en la gnosis caldea cristianizada.
Esto se explica en las siguientes líneas:
Porque Él [el Padre] no encierra en la materia Su
Fuego trascendental -el Fuego Original, Su Poder- valiéndose de obras sino de
la energía de la Mente. Pues es la Mente de la Mente el Arquitecto de este [el
manifestado] mundo apasionado.
«Obras» significaría actividades, objetos, criaturas,
separación. Este Padre, quien está total y completamente más allá del Mar de la
Materia, no acalla Su Poder en la materia encerrándolo en cuerpos, obras, u
objetos separados, sino que les da energía por medio de una cierta penetración
misteriosa, abstracta e infinita -es decir, yace como si fuera los cimientos en
forma de raíces, los fundamentos por así decirlo, el nexo con el primer
Límite-. Esto, a su vez, implica que la Materia asuma los primeros atisbos de
la Masa. En el momento en que el Padre, o Mente de todas las mentes, ha construido
esta estructura o marco de trabajo para el Fuego, ha nacido la Mente de la
Mente; y ésta es la Ardiente Mente Cósmica, la cual, a través del contacto con
la materia, en su primera naturaleza esencial, genera los comienzos del Cuerpo
del Mundo y de todos los cuerpos. Ésta es la labor de la Mente de la Mente.
Así, también encontramos al Supremo citado por Hermes en el
tratado La Virgen del Mundo:
Alma de Mi Alma, y Mente Santa de Mi propia Mente. En otro
fragmento hermético se lee:
Había sólo Una Luz Gnóstica (más bien una Luz que trascendía
la Luz Gnóstica). Él es para siempre Mente de la Mente, quien hace brillar esa
LUZ.
Como se lee en los Oráculos:
El Padre superó a todo en perfección, y lo entregó a
Su segunda Mente, a quien nosotros, todos los pueblos de la humanidad cantan
como si fuera
la primera.
El Fuego Inteligible tiene la esencia de todas las cosas en
sus «chispas» o «átomos». «Superó a todo en Perfección» parece significar que
el Padre de Sí Mismo es el Complemento o Realización de cada cosa separada. De
acuerdo a un cierto sentido místico, en el universo nunca hay más de dos cosas,
es decir, una cosa en la cual uno elige pensar, y su complemento, el resto del
Todo; y ese complemento de toda imperfección es Dios.
El argumento de los gnósticos se basaba en que los pueblos
adoraban el Poder Demiúrgico o Creativo de la Deidad como su misterio más
trascendente. y afirmaban que esto era realmente una modalidad secundaria del
Poder Divino comparada con el misterio de la inefable Autodeterminación del
Supremo. Seguramente existía un volumen escrito sobre este tema, con
innumerables citas de gnósticos judíos y cristianos, de Filón y los escritores
herméticos y de antiguos platónicos orientalistas como Numeno. El Padre como
Mente Absoluta o Paramâtman perfecciona todas las cosas; pero, cuando distinguimos entre
Espíritu y Materia, cuando observamos el misterio desde nuestro estado de
dualidad e imaginamos a la materia por encima y diferente del espíritu,
entonces la administración de la Materia le viene conferida a la Mente, que
actúa en el tiempo y el espacio. A esto se le llamó Mente de la Mente, Mente
Hija de la Mente u Hombre Hijo del Hombre.
LA MONADA y LA DIADA
Esta Mente de la Mente se concibe como dual, es decir, que
contiene en sí la idea de la Díada, en contraste con la Mente Paterna que es la
Mónada (siendo ambos términos derivados de la athesis
o gnosis
pitagórica). Esta dualidad consiste en
que Él posee poder sobre ambos universos, el inteligible y el sensible.
Los Oráculos explican esto de la siguiente manera:
La Díada reside con Él [el Padre]; pues Él tiene
ambos, [ambos poderes] de dominar las cosas inteligibles [o ideales, y también
de inducir la capacidad de sentir las emociones del mundo [formal]. Sin embargo, no hay dos Dioses, sino uno; no hay dos
Mentes, sino una; no hay dos Fuegos, sino uno; porque:
Todas las cosas tienen como Padre al Fuego Único. De este modo, al Padre se lo llama la Mónada Paterna. Él es la Mónada que todo lo abarca [lit. enorme]
extensión y quien engendra las Dos.
EL CUERPO UNICO DE TODAS LAS COSAS
En conexión con este último verso es posible citar otros dos
de muy oscuro significado: De
estos dos [la Mónada y la Díada] fluye el Cuerpo de los Tres, el primero aunque
no el primero, pues no es por esto que se miden las cosas inteligibles.
Esto parece significar que para el universo sensible, el
Cuerpo de la Tríada -es decir, la Sustancia Materna- viene primero, por ser
aquello que contiene todas las cosas perceptibles; sin embargo, no es la medida
de las cosas inteligibles o ideales. Es primero como Cuerpo, como el Primer
Cuerpo o Cuerpo Primitivo, pero la Mente es anterior.
UNA VEZ MÁS ALLÁ Y DOS VECES MÁS ALLÁ
Los Oráculos también llamaban a las Tres Personas de la
Tríada Sobrenatural, Una Vez Más Allá, Dos Veces Más Allá, y Hecate. Los
comentaristas interpretan estos nombres o bien como simples sinónimos de los tres Grandes
Nombres, o, de alguna manera, como el autorreflejo de la Tríada Primitiva o la
Tríada Primitiva reflejada en sí misma, es decir, en el Cuerpo Único de todas lascosas.
Es difícil decir cuál es el significado preciso de los misteriosos nombres Una
Vez Más Allá y Dos veces Más Allá. Si los consideramos como designaciones de la
Tríada autorreflejda, podría ser que Una Vez Más Allá se llamara así pues venía
considerado como Más allá, no en el sentido de trascendente, sino como más allá
del umbral, por así decirlo, del estado puramente espiritual, o, en otras
palabras, irradiando en manifestaciones. Lo mismo es válido para Dos Veces Más
Allá.
Existe un paralelismo con la primera y segunda Mente de la
Unidad Original. Por otro lado, Hecate fue el mejor equivalente que los
místicos griegos encontraron en el panteón helénico para designar a la Madre
Original o Gran Madre de la mistagogía oriental. Es decir, que esta Trinidad
reflejada se consideraría como el Tres-en-uno de la segunda Mente.En general,
los comentaristas neoplatónicos han equiparado estos términos con los nombres
griegos Kronos, Zeus y Rhea. Del mismo modo, un crítico anónimo, anterior a
Proclo, sostiene que el Una Vez Más Allá es la Mente Paterna de todo el intelecto
cósmico. Hecate es el inefable Poder de esta Mente y llena todas las cosas con
luz intelectual, aparentemente sin entrar en ellas; mientras Dos Veces Más Allá
se brinda él mismo a los mundos sembrando en ellos esplendores, según lo
expresan los Oráculos17. Todo
esto representa un refinamiento de sutileza intelectual que no debe detenernos,
es completamente ajeno al misticismo mucho más simple de los Oráculos.
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