Todas las religiones son estructuras construidas sobre la reverencia de la Divinidad. La Wicca no es la excepción; reconoce un poder divino supremo, inconocible, fundamental, del cual surgió todo el universo. El concepto de este poder, mucho más allá de nuestra comprensión, casi se ha perdido en la Wicca, debido a nuestra dificultad para relacionarnos con él. Sin embargo, los wiccanos se conectan con esta fuerza a través de sus divinidades. De acuerdo con los principios de la naturaleza, el poder supremo fue personificado en dos seres básicos: La Diosa y el Dios.
Cada deidad que ha recibido adoración en este planeta, existe con el arquetipo de Dios y Diosa. Los complejos panteones de las deidades que surgieron en muchas partes del mundo, son simplemente aspectos de los dos. Cada Diosa está dentro del concepto de la Diosa, y cada Dios en el del Dios. En la Wicca veneramos a esta dos divinidades debido a nuestros vínculos con la naturaleza. Ya que la mayor parte de esta (no toda, por supuesto) está dividida en género, las divinidades que la encarnan son concebidas similarmente.

La Wicca es una religión de la naturaleza, y en la naturaleza se encuentra lo masculino y lo femenino, y ambos son necesarios. Por lo tanto el Dios y la Diosa son importantes y deben adorarse por igual. Todos nosotros tenemos atributos masculinos y femeninos. Así mismo sucede con las deidades. El Dios tiene aspectos femeninos así como masculinos, y la Diosa tiene aspectos masculinos así como femeninos.
Los nombres que utilices para tus deidades es una cuestión de preferencia personal. Los nombres son sólo etiquetas; formas de identificación. Entonces deberás identificar a los Dioses con el nombre con el que te sientas más a gusto. Porque después de todo, la religión es una cosa muy personal, del corazón, y para propósitos reales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario